martes, 5 de junio de 2012

Cuatro

Me domina una impaciencia total.
Llego a la facultad y ya estoy pensando en cómo hacer para irme antes, no necesariamente porque no me guste la clase, sino porque ya quiero pasar a la "siguente cosa que voy a hacer". (Tenga o no tenga una "siguente cosa")
Llegué media hora temprano y hace 15 minutos que sólo puedo pensar en cómo hacer para acercarme a alguno de los otros freaks que hacen tiempo mirando el banco fijamente, para pedirles si por favor puedo dejarles mi trabajo para entregar y retirarme. Me detiene el hecho de estar segura de que todos ellos tienen, probablemente, las mismas ganas de irse que yo -aunque en el fondo crea que Nadie tiene Tantas gana de irse como yo- y que termino en la molesta posición de depender, para aprobar la materia, de un completo extraño que probablemente me putee para sus adentros el resto de la clase, o al menos un tiempo largo.
Tengo un ojo mal. Hace varios días ya que me llora y me duele y es insoportable. Todos a mi alrededor me insistieron hasta hace un rato con que fuera a hacerme ver, que seguro tenía que ponerme alguna gota y que no podía seguir así. Yo, nada. Toda la semana estuve con que se me iba a pasar solo, fui de acá para allá lagrimeando, en las clases, en casa, en el laburo, en el teatro, etc. En ningún momento hice caso de mi pobre ojo. Pero hace un rato, se me ocurrió que mejor ir al oculista. Y entonces... la impaciencia. Ahora quiero salir temprano de la facultad, no cenar, y que me atiendan YA porque a este ojo así ya no lo soporto y no entiendo cómo lo tuve así hasta el día de hoy sin hacer nada. Loca.
Ni que hablar si empiezo dieta. Quiero haber bajado todo al mes (a los dos días). Y cuando pasa una semana y extrañamente no se produce ningún tipo de milagro extrasensorial o magia negra que haga que mi cuerpo cambie de forma respondiendo sólamente a la idea de comer un poco mejor, la largo a la mierda.
Hoy entregué un ensayo que prácticamente no me importa. En realidad no es que no me importe, sino que es parte de una materia, que es parte de un ingreso, que es parte de un paso previo para entrar a una carrera, pero que todavía no es. Y estamos todos así, como se está en los "cebecés" o en los cursos pre-universitarios, o en cualquier cosa que sea un requisito previo a la cosa que realmente te importa, medio flotando, queriendo creer que ya estamos cursando unca carrera que no, o que entendemos una institución a la que todavía no entramos. Ya me pasó en la UBA, y ahora acá floto más a conciencia. Así que no es que no me importe el ensayo, pero habiéndolo escrito de 2 a 5 de la mañana del día anterior... tampoco es que sí.
Todo esto viene al caso de la impaciencia porque después de que los entregáramos (yo pasé la carpeta como quien no quiere la cosa y me olvidé), la profesora se atajó del aluvión de preguntas sobre las fechas diciendo que "llamen la semana que viene al departamento de alumnos a ver cuándo van a estar las calificaciones".
Suficiente para que me pasara el resto de la clase pensando en cómo iba a hacer para soportar dos semanas hasta saber cómo me había ido, que mejor hago algo para olvidarme, que si lo tengo presente no voy a aguantar sin enterarme la nota de un ensayo que no me importaba desde un principio.

Me da un poco de miedo ir saltando así de una cosa a la otra de pura acelerada, sin percatarme de que el tiempo pasa y yo estoy mirando siempre un poco más adelante.

Me da un poco de miedo que de tanto que quiero que las cosas pasen (pasen de "ocurran"), las cosas verdaderamente pasen (pasen de "se vayan") y yo siga impaciente por la impaciencia misma, sin estar ni ser nada más que un poco de ganas de algo maravilloso que está un par de pasos más allá.